jueves, 9 de abril de 2009

UNA DEFENSA DE LAS HISTORIAS DE SACRIFICIO HEROICO


Al hilo del debate sobre GRAN TORINO. Una crítica que suele hacerse a los relatos de sacrificio heroico es la de "conservadores". La lectura me parece completamente errónea y creo que suele obedecer a los prejuicios y la confusión heredada del discurso de la vieja izquierda, la misma que tachó de "fascista" a John Ford (y luego a Eastwood, y más tarde a Miller) y que a duras penas ha entendido el discurso de un montón de historias de ficción heroica.

1), cuando hablamos de relatos heroicos, estamos hablando de ficciones bastante universales, quiero decir, muy extendidas en diversas culturas desde hace muchos siglos. En otras palabras, son relatos que van más allá del patrimonio exclusivo de una tendencia política más o menos contemporánea; al contrario, tanto izquierdas como derechas han recurrido durante el siglo XX al mito heroico para contarlo a su modo, con arreglo a sus gustos, preferencias y objetivos. Lo paradójico del asunto es que las metáforas y símbolos que se repiten en esos relatos son siempre los mismos, aunque se les pretenda dar "usos" distintos.

2), existe una derecha que no es conservadora sino liberal, aunque esto en España nos resulte difícil de comprender gracias a la "tradición" de cierta derechona patria, que como bien sabemos -y sufrimos- no se ha caracterizado precisamente por el respeto al pensamiento y costumbres de los demás. A diferencia de esa derecha conservadora, la derecha liberal en la que se pueden inscribir Eastwood o Miller y que en EEUU goza de una larga tradición, se caracteriza por el respeto a las libertades, costumbres, religiones, ideologías e incluso tendencias sexuales de cada individuo. Derecha liberal que combate asimismo la censura (caso Miller), que lucha por los derechos civiles (Miller de nuevo, que ha participado en cómics contra la homofobia) y la libertad de prensa, que practica la crítica activa al poder e incluso al sistema mismo (Eastwood, Miller). Que incluso está abierta al cambio social justamente porque entiende su necesidad.

3), ciertas historias que nos cuentan Clint Eastwood, Frank Miller, o en su momento John Ford, etc. no me parecen en absoluto conservadoras por muchas razones. Al contrario, la figura heroica que retratan, y que tiene antecedentes más "respetables" como el mito de Jesucristo, es una figura SUBVERSIVA. Porque en esas historias el héroe se opone a un viejo sistema corrupto/violento/injusto, y permite con sus acciones heroicas el cambio hacia un orden social más justo. O al menos, en lo particular, a una situación individual más justa. Así sucede con el personaje de John Wayne en El hombre que mató a Liberty Valance, o con el Hartigan de Sin City, o con Kowalski/Eastwood en Gran Torino, etc. En realidad pienso que, una vez "matado el mito" de Jesucristo por la propia Iglesia que generó, ha terminado saltando a relatos laicos como los de Ford, Eastwood, Spielberg (partido Demócrata) o Miller. O, por qué no, Steven Soderbergh y su reciente intento de contar la leyenda de Che Guevara. Relatos laicos en los que el mito es revitalizado y actualizado a los gustos del mundo contemporáneo.



Todos esos héroes son agentes del cambio social porque con su sacrificio facilitan e IMPULSAN ese cambio hacia un mundo más justo, de mayor libertad y menos violencia. Así sucede en muchos tebeos de Miller, de DK a SC y 300, así sucede en El hombre que mató a Liberty Valance, en Gran Torino. En BATMAN EL CABALLERO OSCURO (la película). En SALVAR AL SOLDADO RYAN de Spielberg, otro relato típico de sacrificio heroico donde los caídos en guerra (y no cualquier guerra, sino la guerra contra Hitler) permiten la vida (la paz) y la libertad de otros.


El sacrificio del héroe en estas historias es el que permite la transición al nuevo orden social. Ellos se sacrifican voluntariamente para permitir el cambio, pero es que esos héroes tampoco tienen un sitio en el nuevo orden que facilitan. Son las "víctimas del cambio", su sacrificio es necesario para ese cambio. Si esto último se lee en términos menos literales, aquí volvemos a la metáfora heroica sobre las crisis de cambio personal por la que pasamos a lo largo de la vida.


Por todo eso y más el héroe, una vez cumplida su misión, debe desaparecer, ya de forma literal (muriendo) ya de forma simbólica. En el caso de ESE COBARDE BASTARDO, igual que en la reciente GRAN TORINO, ese nuevo orden social que permite el sacrificio heroico está encarnado literalmente en jóvenes. El viejo héroe de GRAN TORINO debe aceptar que esos jóvenes son el futuro pese a las inevitables diferencias generacionales y culturales (véase el rechazo inicial de Kowalski-Eastwood a la cultura de sus nuevos vecinos hasta su aceptación a mitad de la película). Ahí el héroe muere finalmente por esos jóvenes, igual que el Hartigan de SIN CITY lo hacía por la joven Nancy. Lo viejo NO se opone a lo nuevo sino que LE DEJA PASO. Tan antiguo, tan clásico como eso. En este sentido estos relatos de sacrificio heroico son una celebración de la vida y no de la muerte, de la danza constante e imparable del mundo, como en los mitos más antiguos y universales. La vida sigue, el viejo ya ha vivido su vida pero el joven debe vivirla por sí mismo. En un mundo mejor que el antiguo, a ser posible. Para eso mismo se sacrifican estos héroes, Hartigan, Kowalski-Harry el Sucio. Un mundo de más libertad y menos violencia, un nuevo orden que se opone al caos de violencia del que procede el ser humano. Si esto es conservador, venga Jesús y lo vea. Sí, el mismo Jesús que echó a patadas y azotes a los "mercaderes del templo".

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UNA DEFENSA DE LAS HISTORIAS DE DETECTIVES. Por si nos hiciera falta la referencia "de carné" políticamente correcto para quedarnos "más tranquilos", cito a uno de los filósofos de izquierdas más famosos ahora mismo, Slavoj Zizek. Se trata de una argumentación que ya le he leído en un par de sitios, donde recurre a un ensayo de Chesterton, UNA DEFENSA DE LAS HISTORIAS DE DETECTIVES, para dar a entender que son los héroes "rectos" de compromiso ético radical (y el orden civilizador que defienden frente al caos de la violencia primigenia) los personajes de ficción realmente subversivos y revolucionarios:

"Ya el título de la película [The straight story, Una historia verdadera] es una referencia a la obra anterior de David Lynch: esta es una historia "recta" (straight) en relación con las "desviaciones" hacia el siniestro submundo que fueron sus películas desde Cabeza borradora hasta Carretera perdida. Sin embargo, ¿no podría ser que el "recto" héroe (...) fuera en realidad mucho más subversivo que los extravagantes personajes que pueblan sus películas anteriores? ¿No podría ser que en un mundo posmoderno, donde el compromiso ético radical es percibido como algo ridículo y trasnochado, fuera este el personaje auténticamente extravagante?

Es bueno recordar aquí la vieja y perspicaz observación de G. K. Chesterton, en "A Defense of Detective Stories", según la cual 'los detectives nos hacen recordar en cierto modo el hecho de que la civilización es en misma la más sensacional de las desviaciones y la más romántica de las rebeliones. Cuando el detective de una novela policíaca se queda solo entre los puños y los cuchillos de una banda de ladrones, con un valor lindante con lo fatuo, nos ayuda a recordar que la figura auténticamente original y poética es la del agente de la justicia social, mientras que desde una perspectiva cósmica los ladrones y los salteadores de caminos no son más que personajes conservadores, viejos y acomodados, felizmente investidos de la respetabilidad inmemorial de los simios o los lobos. [La novela policíaca] se basa en el hecho de que la moral es la más oscura y atrevida de las conspiraciones'.

¿No podría ser, entonces, que fuera ESTE el mensaje último de la película de Lynch: que la ética es "la más oscura y atrevida de las conspiraciones", que el sujeto ético es precisamente aquel que más amenaza el orden existente, y no la larga serie de pervertidos lyncheanos (el barón Harkonnen en Dune, Frank en Terciopelo azul, Bobby Peru en Corazón Salvaje...), los cuales en último término no hacen más que sostenerlo?"
(Zizek)


TODO LO QUE NECESITAS ES AMOR. Jeune Albert y Pablo lo han clavado en los comentarios sobre Gran Torino citando la palabra mágica: AMOR. De eso va en realidad todo esto. EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALANCE, ESE COBARDE BASTARDO o GRAN TORINO. Para más explicaciones, ver debate. Frente al descreimiento y el cinismo posmoderno, muchos aún quieren creer, queremos creer en el amor. No hace falta traer flores en el pelo, eso sí. El amor como motor de cambios, individuales y colectivos. Para ser mejores de lo que somos, mirándonos en el espejo ideal de los héroes de ficción en los que nos proyectamos.

Sigo cerrando comentarios porque el debate sigue vivo aquí.