jueves, 23 de abril de 2009

NECESITAMOS RELATOS SOBRE CÓMO RECUPERAR NUESTRO PODER Y RESPONSABILIDAD SOBRE LA REALIDAD.


Y ya que este blog se ha convertido estas semanas en una especie de manual de autoayuda, Kano acude de nuevo al rescate. Pego aquí otro megacomentario que se ha marcado en el hilo de debate más activo de este blog ahora mismo:

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"De todos modos, lo que viene decir Kano es que al héroe no le hace falta leer porque el arquetipo no funciona literalmente" (Pepo)

Me venía a referir al tipo de carácter/personaje. En términos generales uno predominantemente mental/intelectual tiende a reflexionar y luego actuar, uno emocional o visceral tiende a reaccionar más impulsivamente, antes que a deliberar y a reaccionar más racionalmente. Lo que no quiere decir que un carácter visceral no pueda estar cultivado, leer mucho y pasarse el día citando clásicos, son dos cosas distintas. 



"No he leído a Bateson, Kano, pero la metáfora del "mapa y el territorio" viene de un relato de Borges" (Pepo)

En qué lío me he metido...
A ver, como mis referencias no son literarias (de literatura no sé una leche), sino de psicoterapia, no sabría decirte. Esa frase la popularizó en círculos psicoterapéuticos Bateson. Es una referencia en sistémica, en la Terapia Breve de Watzlawick, y en PNL. Por otro lado en Gestalt y Conductual viene de otro autor anterior, Korzybski, que ya estudiaba en el mil novecientos algo que no tenemos acceso al mundo real, y cómo la estructura del sistema nervioso condiciona la manera en que distorsionamos la percepción y la construcción de abstracciones. No sé, yo no llego para seguir enciclopédicamente el recorrido de las ideas ni de coña. Los Wachoski lo debieron pillar por Ken Wilber, que les pone, y es un compilador que explicó muy bien una parte de eso en sus primeras obras (aunque ahora se le está yendo la olla), si te interesa creo que lo explicaba en "El espectro de la conciencia", aunque otros autores recientes como Antonio Damasio lo estudian desde el conocimiento actual en neurofisiología. Mi acercamiento es más fenomenológico, desde la experiencia práctica en Gestalt.
Sí hay más chicha, aunque ahora no me veo con tiempo de profundizar convenientemente en ello, que la tesis daría para un libro...

Decía hoy Steve Taylor [profesor en la Universidad de Manchester] en El Periódico de Cataluña que "a medida que nos hacemos mayores nos desconectamos de la realidad" (y percibimos el tiempo más rápido).

"-Cuando somos niños, es como si no existiese el tiempo.
-De niños, todas nuestras impresiones y percepciones son frescas y nuevas, pero a medida que nos hacemos mayores nos desconectamos de la realidad. Percibimos menos impresiones, y esa es una de las razones por las que el tiempo parece pasar más rápido. Hay una conexión entre la información que recibimos y el paso del tiempo.

-¿La solución es vivir experiencias nuevas?
-Es un camino para que el tiempo pase más despacio. Por ejemplo, irse al extranjero durante un tiempo en un entorno no familiar.

-¿Es necesario viajar?
-No necesariamente. Si queremos que el tiempo pase más despacio, podemos cultivar nuevas aficiones o conocer gente nueva. Lo ideal sería cambiar la forma de percibir el mundo para tener una percepción más fresca.

(...)-¿Cuál es la relación entre el paso del tiempo y el ego?
-El ego crea el tiempo y su percepción. No existe el tiempo fuera del ego. Los bebés, que no tienen ego, tampoco tienen percepción del tiempo.

-¿Se trata de vivir el presente?
-En cierto modo, sí. La mayoría de personas se pasan la vida escapando del momento presente. Pero, si lo que tú intentas, a través de la meditación o la atención plena, es enfocarte en el momento presente, entonces realmente estarás viviendo la vida".
(Steve Taylor)

Y es que aunque creamos que accedemos al mundo real y que pensamos con palabras, pensamos con imágenes internas asociadas a percepciones internas (viscerales, cómo siento el interior de mi cuerpo), y según acumulamos vivencias dejamos de percibir sensorialmente -de tener contacto con el mundo real-, para reengancharnos a "estados mentales" ya vividos, entrando en un bucle en que cada estímulo dispara una red neuronal ya configurada, cada vez más desconectados de la realidad.

Como si nos "colgáramos" y los disparos neuronales hicieran todo el tiempo los mismos recorridos una y otra vez, sin necesidad de percibir nada externo al propio cerebro. No me refiero a recuerdos propiamente, sino a significados que hemos ido configurando sobre estímulos conocidos, entrando en un estado de letargo (es un mecanismo de ahorro energético del cerebro) en el que más que vivir estamos soñando sobre reelaboraciones de significados que se refieren a estados internos pasados, asociados a abstracciones que se refieren a otras abstracciones y a otros estados internos. Ojalá supiera explicarlo tan brevemente... la cuestión de fondo, y todo esto más que filosofía parte de estudios en neurofisiología, aunque yo -obviamente- estoy interpretando, es que acabamos aletargados viviendo una especie de sueño sobre la realidad, desconectándonos de ella. ¿Te suena a Matrix?. La metáfora del "mapa y el territorio" viene a ilustrar que creemos vivir en el territorio (la realidad) cuando vivimos en el mapa, en una abstracción de significados y estados internos que en lugar de referirse a la realidad (el territorio) ya se refieren exclusivamente al mapa, a estados internos previamente vividos y a otros significados que se acumulan exponencialmente, hablando con palabras huecas que ya no se refieren sino a acumulaciones de significados subjetivos.


Todo esto viene de la competencia entre los subsistemas mentales de adaptación que corrigen la percepción para ajustarla a la realidad, y lo que llamaríamos neurosis: la suma de puntos ciegos (deficiencias estructurales de la percepción que el cerebro rellena), y de subsistemas de ahorro que desconectan de la realidad para disparar los recorridos neuronales ya preconfigurados. Tener la supervivencia asegurada, el hambre satisfecha, los sentidos adormecidos por comodidades (que rebajan el umbral a partir del cual una percepción se hace consciente), y vivir en un mundo tan complejo de abstracciones, desequilibra ese sistema de supervivencia, y el cerebro, que es un simulador de realidad virtual a partir de fragmentos de información sensorial, "entiende" que la realidad ya no es importante, y que puede funcionar en este mundo abstracto con menos energía (más eficientemente), en la realidad virtual autoreferencial que te has construido.
Al menos así lo entiendo yo.

La conclusión es que acabas viviendo en la Matrix que te has construido, sin darte cuenta de que ya no vives en la realidad... Hasta que un hecho suficientemente dramático, como sentir la muerte cerca, o un momento cumbre (místico), te hace despertar y vives unos instantes con la percepción "normal", como vive un niño pequeño , esos momentos en que todo parece verdadera y dolorosamente real, sensorial y emocionalmente intensos, en lugar de un juego virtual de significados y ensoñaciones en el que todo sabe a rancio y vivido, el tiempo se pasa sin que te des cuenta, y donde no necesitas estar realmente "despierto", plenamente consciente.

Aunque a mí lo que me interesaba destacar es que cuando un sistema es demasiado complejo, nos representamos a nosotros mismos como impotentes, desistiendo de nuestra responsabilidad como creadores de la realidad. Entonces, no sólo no vivimos en la realidad, sino que nos sentimos atrapados en una realidad virtual que, a pesar de ser creación nuestra, se escapa de nuestro control y nos somete, volviéndonos neuróticos infelices. El suicidio, por ejemplo, se ha convertido en la primera causa de muerte violenta en todo el mundo, superando la suma de muertes violentas por crímenes y guerras. ¿No resulta sospechoso?

Quiero aclarar que no me refiero al sistema de forma peyorativa ni maniqueista. El problema no es que el sistema sea bueno o malo, es que el sistema se haga más complejo de lo que podemos manejar, y nos acabe devorando. Si el sistema evoluciona más que nosotros, de complejo se vuelve kafkiano, y no cumple su función, no nos hace la vida mejor.


No creo que sea casual que desde hace bastante tiempo las listas de ventas de no-ficción estén copadas por ensayos sobre la felicidad, la autoestima, el poder personal, la superación personal en personas con alguna discapacidad, el poder sobre la realidad (como en los extremos "¿Y tú qué sabes?", "El Secreto" y demás), etc, o que se perciba que "ahora toca vuelta a héroes más luminosos y clásicos". Parece que hay un estado de confusión e indefensión ante la creciente complejidad y abstracción del mundo que nos creamos, y que necesitamos relatos sobre cómo recuperar nuestro poder y responsabilidad para rediseñar una realidad mejor. No desde el diseño de utopías colectivas, que seguimos en la postmodernidad descreídos de los grandes ideales, o desde la utopía regresiva (aunque sí hay un movimiento marginal de retorno a una vida más sencilla), sino desde la idea de que podemos recuperar el control de la realidad que creamos. A través del mito del Héroe, por ejemplo, que narra la capacidad del hombre para cuestionar la realidad y recuperar la capacidad de acción, para reapropiarse de su humanidad -en tanto que animal inteligente capaz de modificar su entorno y adaptarlo a su supervivencia-.

Sorry por no poder contestar más pronto, y por enrollarme tanto.

Kano

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Arriba del todo, viñeta dibujada y coloreada por Kano para INMORTAL IRON FIST #24, guión de Duane Swierczynski . El tebeo iba de un Puño de Hierro pacifista, "artista", que no quería aceptar la tarea y hacerse héroe... hasta que se hacía. Abajo, portada del tebeo.

Para debatir, aquí.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tener un hijo te vualve a conectar a la realidad, a redescubrir el mundo (por lo menos me está pasando a mí.

Nino dijo...

Lo curioso, respecto a esos superventas de la autoestima, es que cuando llevas a la práctica lo que predican (te cuidas, te quieres, ensalzas tus lados positivos, te muestras abierto antes los demás,...) las que ya te llamaban feo, ahora te llaman raro; y los que te denostaban como loco, ahora te demonizan por egocéntrico.
Vamos, que qui´zas un libro de autoayuda sea tan de fición como la audiencia de los documentales de la 2.
Por cierto, Kano, gran trabajo en Iron fist, como siempre.
Un abrazo